El cielo es el límite para Michael Morales. No importa qué rival le pongan en frente, el ecuatoriano ha demostrado, una vez más, que es imparable y su único objetivo es coronarse campeón del mundo.
Este sábado, el peleador nacido en Pasaje, El Oro, afrontó el combate más importante de su carrera. En el octágono del histórico Madison Square Garden, en Nueva York, el deportista tricolor se vio las caras con el estadounidense Sean Brady, el número dos de la categoría de peso wélter.
Morales no era favorito, ni tampoco era local, pero nunca se amilanó. En los días previos, el peleador de 26 años había afirmado que quería vencer a su contrincante en el primer asalto… y vaya que lo cumplió.
Desde el primer momento en que el ecuatoriano pisó el octágono, se notó la confianza en sus ojos y la fortaleza en su cuerpo.
Inició el primer round y, tras unos breves minutos, Morales comenzó con su espectáculo. El orense conectó dos golpes seguidos a la cara de Brady y, a partir de esto, no paró.
Morales siguió haciendo daño a su rival, quien no logró reaccionar. El ecuatoriano olió sangre, vio el momento preciso, y mandó al estadounidense al piso, donde terminó con el nocaut. Tal como lo había prometido, todo se dio el primer asalto.
El deportista tricolor festejó, corrió alrededor del octágono y, ni bien le pusieron un micrófono en frente, apuntó a Dana White, el gerente de la UFC, y le dijo: “Dana, Dana, el cinturón (de campeón del mundo), lo necesito”.
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